Uno de los errores más frecuentes al momento de abordar los conflictos en las relaciones de pareja, es pensar que aquellas que poco discuten son las que mejor se llevan y dan por hecho que siempre pueden lidiar con las diferencias.
Todas las parejas en cierto momento de la relación discuten y esto altera el grado de satisfacción en la relación, dado que no son los desacuerdos sino como son afrontados y que los provoca.
Principios fundamentales:
Parte en comprender la premisa básica dentro de la relación donde el bienestar del otro es tan importante como el propio, cuando ignoras las necesidades de tu pareja afectará tus propias emociones, tu nivel de satisfacción e incluso a tu salud física y mental. Es importante establecer acuerdos en cuanto a las actividades, roles y decisiones que deben tomarse dentro de la relación pero donde ninguna de las partes sienta culpa o miedo por pedir ser reconocido por el otro.
Cuando los conflictos aparecen dentro de las relaciones es necesario enfrentar el momento de la discusión ya que esto permite entender el enojo del otro de manera oportuna, no hay que tener miedo a que estos conflictos aparezcan pero si es necesario trabajar en tener una buena comunicación dentro de la relación, puesto que se convierte en una herramienta poderosa para reconocer los momentos tensos e intervenirlos más asertivamente. Cuando existe la voluntad de resolver una desavenencia específica ambas partes se sienten escuchadas y su unión se fortalece.
En este tercer punto es importante tener en cuenta que el conflicto no los define como pareja, al momento de cursar por situaciones tensas deben separarse de las otras áreas que los vincula en la relación, es decir, el conflicto no puede extenderse a las relaciones familiares de cada uno, sociales o a nivel laboral, aquí se debe hacer un análisis de la situación identificando el grado de malestar que al comprenderlo pasa a un segundo plano generando la necesidad de encontrar una solución y evitará que se caiga en hacer comentarios hirientes acerca del otro.
En los tres puntos anteriores se muestra que existen varias formas de enfrentar las situaciones tensas, ya sea que estas se den de forma pacífica, explosiva o emocionalmente lo que realmente importa es la disposición que asume cada uno frente a la situación y el aceptar el grado de responsabilidad que aportan al problema, no se trata de ver quien tiene la culpa y quien inicia la discusión, si no en la intención que tiene cada individuo en abordar el problema, encontrar la solución con la que ambos puedan vivir y de paso aprender a sintonizar mejor las necesidades del otro.
En relación con el conflicto lo importante no siempre es saber quién tuvo la culpa, aquí lo que realmente toma importancia es poder reconocer las necesidades de tu pareja dado que hace parte de la validación del otro, no debe darse por hecho que aquello que no es importante o interesante para ti tampoco lo sea para la otra persona, es entonces donde consideramos que el diálogo es fuente principal para poder reconocer dichas necesidades, se requiere que tengas la tranquilidad de poder manifestar dentro de la relación lo que deseas, sientes y quieres, desde lo más simple a lo más complejo. Se tiene en cuenta al otro al respetar sus espacios y al poder decir “no” sin que esto genere tensiones en la relación, permite que tu pareja se sienta libre de disfrutar de otros momentos sin culpa.
Para tener en cuenta:
Referencias Bibliográficas
(Heller, 2011)