A veces creemos que todo lo que se piensa es real, vivimos casi siempre dentro de nuestra mente, pero pocas veces nos damos una pausa para lograr entender porque pienso lo que pienso, que es real y que no. Entender que no podemos tener cierto control ante nuestros pensamientos, pero si como actuar sobre ellos.
Hay pensamientos que vienen y van, pero hay pensamientos que de repente están ocupando todo nuestro tiempo, todas nuestras áreas. Pensamientos que llegan sin ningún control de una manera automática y de la nada resultamos sufriendo sin saber porque, sin darnos cuenta que nos hemos pasado la vida respondiendo a nuestros pensamientos de una manera repetitiva, vinculados por patrones desde nuestra historia, crianza, genética y experiencia.
Siempre que nos sentimos mal partimos de lo externo, la pareja, el trabajo, los amigos, lo económico o la sociedad, pero poco nos enfrentamos ante estos sentimientos, no nos responsabilizamos, no nos cuestionamos si podemos enfrentarlos de una manera distinta y actuamos limitando el sentir, reflejando que todo está bien y que no pasa nada, tratando de pensar siempre de forma positiva y aparentando ser felices todo el tiempo, lo que genera personas reprimidas que no pueden ver y aceptar las emociones negativas de una forma saludable. Si estas emociones y pensamientos negativos no existieran y fueran innecesarios no podríamos tomar decisiones o cambiar de rumbo, lo que realmente es inadecuado es cuando todas estas emociones no las podemos controlar ni expresar, dejando que el miedo nos paralice y no nos permita actuar ni reaccionar ante lo que pensamos, sentimos o vivimos, formando así un malestar de ansiedad.
Ahora, ¿Por qué nos paraliza tanto el miedo al momento de querer expresar nuestro sentir? Y es que la misma sociedad nos ha enseñado que el perfeccionismo es la base de todo, por ende, surgen ciertos pensamientos que de alguna manera reprimen y frustran todo lo que sentimos, tales como, si no soy suficiente, si me equivoco y si lo que quiero decir no tiene importancia, limitando la manera de expresarnos.
Podemos llegar hacer mejor las cosas, puede que reprimiendo los sentimientos y pensamientos te sirva y logres estar bien, controlando que todo esté a la “perfección” pero qué pasa si te permites aceptar que no todo tiene que salir bien, que si no sale como querías no pasara nada, no será el fin de mundo y que de esta manera se podrá afrontar un día a día de una manera más tranquila, dándole así validez a estos pensamientos.
Lograr aceptar que la realidad es entender que no tenemos que cumplir expectativas ni esperar que los demás las cumplan, es poder enfrentar la realidad de una forma diferente a nuestros ideales, que tanto nuestros pensamientos positivos como negativos son válidos y vale la pena ser expresados.
En sí escuchar y validar los pensamientos nos enseñan a entender y aceptar porque sentimos o vivimos experiencias dolorosas, de donde se vinculan patrones y cómo afectan nuestro diario vivir, entender que si sentimos que no podemos con estos pensamientos no está mal pedir ayuda.
Referencias bibliográficas:
Como calmar la mente-podcast/Se regalan dudas/ Jacqueline Lapidus/2022
Referencias Bibliográficas
(Puig, 2006)