El amor siempre vale la pena, aunque no se puede hablar de él sin que alguien haya amado y no haya errado, el amor siempre valdrá la pena volver a ser vivido. Es verdad que dar una segunda oportunidad a quien te hirió la primera vez es tener el valor de arriesgarse a volver a ser herido pero también a ser redimido. Quizás dar una segunda oportunidad no es un acto racional, pero si es un acto bondadoso y está en manos de quien la recibe si decide aprovecharla o no.
Todos o casi todos merecemos una segunda oportunidad, pero esta tiene que ser como las ofertas de remate, es decir, enmarcadas en un tiempo definido y con características precisas, que generen consecuencias, exigencias, límites y se puedan dar entre lo que puede ser negociable, cuando las oportunidades se dan sin generar ningún valor estas perdiendo la capacidad de amarte a ti mismo y que otras personas se puedan acercar.
Toda segunda oportunidad debe venir precedida de un profundo acto de arrepentimiento, debemos tener presente que perdonar no es olvidar, es recordar y confiar en que no va volver a suceder, cuando estás convencido en dar esa segunda oportunidad recuerda que también te la estas dando a ti.
Te dejamos esta película de Netflix “La última carta de amor”, que nos lleva a recordar que nunca es tarde para esa segunda oportunidad…
Referencia bibliográfica
(Barradas, ¡esto se acaba! cuando las relaciones se terminan , 2017)